Es un cuento que exige una buena lectoescritura por parte del niño/a, en primer lugar porque se nota un alto grado de vocabulario y un texto en minúscula que invita a los niños a una lectura diferente a la que hasta ahora habrán realizado a través de las mayúsculas.
En este cuento podemos ver dos protagonistas: una es el cuervo que refleja la maldad, el engaño,... Siempre que aparece el cuervo hay un fondo negro donde ya transmite a los lectores lo malvado de este protagonista.
Sin embargo, por otro lado tenemos al árbol que refleja la necesidad que todos tenemos que apoyarnos en nuestro entorno y que sin ellos no podemos conseguir ser felices y disfrutar de la vida. Algo parecido sucede en el transcurso de la historia donde vemos cómo el árbol sin sus hojas, raíces,... se da cuenta que va perdiendo dicha alegría, la felicidad, quedándose con la sensación de que no valoró en su tiempo esas partes que le otorgaban la felicidad.
Por culpa y la acción del cuervo, también conocido como el príncipe de los enredos vemos cómo el árbol quedó en nada.
Un cuento triste que nos enseña a valorar lo que tenemos y lo que nos rodea, y a su vez nos ofrece la importancia de hacerlo sentir a cada persona que nos rodea de la importancia que tienen para nosotros.
Cuento complejo que necesita siempre la ayuda de un adulto para que el pequeño no se pierda en sus textos e ilustraciones. Unas ilustraciones que mezcla sus colores llamativos y apagados envolviéndonos en una situación ideal o por lo contrario de maldad o tristeza.
Autor: Roberto Aliaga
Ilustraciones: Roger Olmos
Editorial: Edelvives
Precio: 16.46€
